martes, 11 de febrero de 2014

Los Antiguos Mexicanos



En la exposición “Los Antiguos Mexicanos” impartida por el museo del Planetario Alfa, lo primero que vimos fueron los diferentes artefactos  utilizados por los nativos de Mesoamérica para moler maíz,  representaciones a escala de las viviendas de aquellos ciudadanos y estatuas que simbolizan actividades cotidianas, así como los puestos de los habitantes de la antigua Mesoamérica. Algunos de estos incluyen alfarería y agricultura entre otros. Los artefactos tienen características muy marcadas que demuestran la búsqueda de la eficiencia, más que la belleza. Se utilizaron materiales como el barro y la arcilla para elaborarlos de manera más rápida y fácil.  Por otro lado, en el caso de las esculturas, si se busca que la obra sea bella, pues se usan materiales más decorativos y que toman más tiempo para terminar como la piedra, además de que se hacen de mayor tamaño. Los mesoamericanos, además de agricultores, arquitectos y alfareros ocupaban puestos como músicos, médicos, magos y sacerdotes. La muerte era una parte importante en muchas de las culturas de Mesoamérica a causa ideologías religiosas y teológicas las cuales influyen los actos de estos estos hombres. Cuando una persona moría, sus seres queridos solían hacer rituales extravagantes en su honor. Dependiendo de su nivel social, guerreros, o clase baja, eran cremados o enterrados respectivamente.
Las diferentes piezas de arte de la exposición, construidas por los ciudadanos de Mesoamérica representan, así como la muerte una parte esencial de la vida de las antiguas civilizaciones. La escultura que más llamó nuestra atención fue una estatua de un flautista. Ésta fue nuestra favorita porque se ve representado el amor a la música y la apreciación al arte desde tiempos tan antiguos.
A nuestro criterio, ambas metodologías, tanto la crítica del arte y la historia del arte son esenciales para poder comprender y analizar a fondo la exposición. Después de examinar las estatuas previamente descritas, podemos llegar a la conclusión de que incluso las sociedades más antiguas tienen un gran parecido a los humanos en la


Doríforo



La obra del  “Doríforo” hecha originalmente tallada en bronce fue elaborada por el escultor griego Policleto, entre los años 450 y 440 A.C. en la ciudad de Argos, en el Peloponeso. El Doríforo representa una figura masculina, un joven atleta, desnudo y de pie portando una lanza sobre su hombro izquierdo. Mide 2.12 metros de altura. Sin considerar las medidas, Policleto se intenta apegar a la realidad en proporciones del físico humano. La figura se encuentra en posición de caminar, lo cual le da un sentido de movimiento. El artista logra equilibrar el peso de la escultura sobre una pierna  mientras que la otra, flexionada, apenas toca el suelo, causando una inclinación de la pelvis y los hombros. El brazo izquierdo cuelga relajado y el hombro cae. Con un lado del torso contraído y el otro no, se le da a la figura un aspecto de equilibrio asimétrico. El rostro del Doríforo no tiene expresión más que de calma y serenidad y con su cabeza ladeada hacia la derecha se completa una curva en forma de “S” invertida. Esta curva causa que el lado izquierdo y derecho de la escultura se vean muy diferentes. De un lado se aprecian los músculos tensos y del otro en reposo. El ideal de belleza que representa el Doríforo no sólo es a nivel físico, sino también a nivel moral y espiritual, buscando proporción y equilibrio. El escultor vivió durante el "siglo de Pericles", durante el cual se desarrolla en Atenas la Democracia. Hay rasgos en la obra de Policleto en los que se reflejan las preocupaciones de la Atenas de Pericles, porque buscaban un ideal de "hombre". Aunque la obra demuestra esa búsqueda del antiguo griego por alcanzar el ideal platónico de belleza, Policleto no fue parteaguas de ninguna clase, ya que las esculturas del partenón lo hacían ya también. Sin embargo representa una parte importante del ideal de belleza de su época.

Corredores durante los juegos Panatenaicos

A el deporte en la antigua Grecia se le daba tanta importancia que la cultura y el arte en todas sus formas fueron impregnadas de dichos actos atléticos y se usaban a los deportistas como las musas de aquellos artistas que deseaban interpretar el deporte en sus obras de arte. el ejemplo perfecto es la pintura “Corredores durante los Juegos Panatenaicos” hecha en el siglo VII A.c. plasmado en un envase de cerámica. la pintura deja ver claramente a cinco hombres desnudos practicando el atletismo. También se puede notar el énfasis que se le da a los cuerpos fornidos gracias al esfuerzo del arduo entrenamiento. Por otro lado la obra presenta un pequeño rango de tonos anaranjados del fondo en armonía con el negro de las siluetas humanas, líneas diagonales y verticales en los cuerpos representando fuerza y tensión respectivamente en los deportistas gracias al esfuerzo físico causando asimismo una ilusión casi simétrica en la distribución de personas, una textura irregular como resultado de una pintura en un contenedor de cerámica tridimensional el cual no es completamente plano y por último el detalle que se le da a los músculos en función al vigoroso trabajo de estos atletas. analizando los elementos previamente descritos, se puede percibir cómo el artista expresa su admiración hacia estas majestuosas personas que representan al hombre como parte del antropocentrismo del ser humano en su nueva cosmovisión. Se presenta también cierta calma en las caras de los gimnastas dando a entender que ante todo, el hombre en si se ve como un ser superior manteniendo la calma bajo un momento de intensa tensión y arduo trabajo físico. por ende se puede concluir que la pintura es estéticamente valiosa ya que forma parte de el cambio de ideología en el pensamiento humano con respecto a la cosmovisión de los seres superiores y de el poder que estos poseen, también se pueden transmitir la admiración hacia las musas de esta pintura.